jueves, 21 de octubre de 2010

LA VIDA EN TALAYUELA.

Podemos ver-eso sí- desde el automóvil la choza del pastor y del carbonero. De lejos, antes de cruzar el Tiétar, divisaremos algún sequero de pimiento, son sus porches que nos parecerán establos. Desviándonos del camino, llegaremos a la fuente del pueblo, y si tenemos suerte, y fantasía, saldrá Ruth, una Ruth blanca o una Ruth cobriza, a mirarnos de lado, el cántaro a la cadera, el pie ligero, descalzo, y el pañuelo de puntas muy alegre, cuando no es negro. Si trajéramos algún prejuicio, ya se como puede imaginarse un viajero la Ruth palúdica de Talayuela; pero hemos venido libres y limpios de todo estorbo mental. Vemos colores sanos, brazos fuertes de campesinas. Detengámonos, sin embargo, unas horas. Esas chozas de ramajes, cónicas, puntiagudas, con su atadijo arriba, como el tocado de un indio; la entrada hecha de troncos pulidos que parecen columnas; los serillos de espartos junto a las estacas y casi siempre, rodando entre ellos, un montón de chicos y una mujer de vaga apariencia kalmuka, amamantando su cría; esos refugios primitivos que recuerdan el almiar y la tienda de campaña, así como otros cobertizos sequeros, son, para  quien pasa en automóvil, sin que  nadie  le prevenga, el ideal de la vida sana al aire libre. Dormir punto menos que al raso, bajo las estrellas o la luz de la Luna, sería, en efecto, si toda la Vera del Tiétar no estuviera infestada. Una cosa es el contacto con la Naturaleza, y otras con el anófeles. Y una cosa es ver España para ilustrar con viñetas de prosa o con fotografías un viaje pintoresco, y otra venir a Talayuela formando parte de una campaña profiláctica contra el paludismo.
Talayuela - según el doctor Sadi de Buen- sobre ligera elevación que domina la extensa planicie del Tiétar, está rodeada de pequeñas lomas. Encinares. Algunos prados. Pocos regadíos, “pero de gran interés para nosotros –los médicos- por la manera de alumbrar las aguas.” Las Charcas de los Malagones, Huerto del Curato, y la Hondonera casi tocan las últimas casas del pueblo. Descansan Talayuela y sus sembrados sobre arcillas impermeables.
“la capa freática está muy superficial y se extiende en sábana extensa, por ello en los alrededores del pueblo son muy frecuentes los pozos, casi siempre poco profundos, y nacen manantiales como los citados [...] En estos manantiales se ha buscado la capa de agua freática por medio de una zanja profundizada, hasta encontrarlas, y se recoge el agua que corre en un canal sin ningún revestimiento labrado en la capa arcillosa, en un depósito, más o menos revestido de ladrillo, en el cual se almacena para los riegos”
Estos depósitos- ¡todo está en el detalle!-¡Todo es detalle! Sólo por el detalle se distinguen  las cosas  que están bien y las que están mal-, estas conducciones se llenan de plantas acuáticas,
Y sus bordes, y de un espeso matorral que los resguarda de los vientos, lo cual unido a la casi nula corriente, hacen que estas colecciones de agua sean de los criaderos de aguas más peligrosas.
Especialmente los tres citados, por su proximidad al pueblo y por tener agua todo el año.
Solamente limpian estos veneros cuando las necesidades del cultivo del pimiento hacen necesario apurar su rendimiento de agua.
Hay además charcas de lluvia, charcas de los tejares junto al pueblo.
Al quitar la arcilla para fabricar las tejas, lo hacen ahondando, de modo que las aguas se depositan luego formando charcas relativamente profundas que resisten bastante  a  la evaporación. Hacia mediados del verano se secan o se quedan con poquísima agua muy sucia y sin vegetación ni fauna.
En estas aguas, aún cargadas de arcilla, se desarrollan las larvas de anófeles. Hay también, como en casi toda Extremadura, charcas artificiales hechas para conservar el agua llovediza, al norte, el estanque de la Fuente del Roble, al este la Laguna  del Cañón del Cura. Muy peligrosas. Arroyos y quebradas que en toda zona palúdica requieren vigilancia, alcanzan en sus  revueltas una longitud de mas de veinte kilómetros.
Vamos a saber como viven los 596 habitantes de Talayuela. Busco en la última  guía y veo duplicada la población en ochenta años. El Madoz-1848- registra 50 casas, con 40 vecinos y 219 almas. No había escuela. No se cultivaba entonces el pimiento, sino “centeno, poco trigo, cebada y algunas judías”. Hoy figuran tres cosecheros de pimentón, un carrero, un herrero, dos albañiles, los Vizcaínos, dos carniceros, dos fabricadse aserrar madera, dos abacerías. Y un solo propietario, el Marqués de Mirabel. El maestro, el médico, el cura, el secretario.... como en todos los pueblos. Pero vamos a saber los que la Comisión del paludismo aprendió en la primera campaña de Talayuela. La mayor parte de la población es estable. No trae braceros de fuera ni va muy lejos de su término municipal. “La mayoría de los medieros- cultivadores del pimentón- son de Jaraíz y van allá  cuando necesitan algo”. Carreteros y muleros paran allí muy poco tiempo.
En este nuevo Baedeker del doctor Pittaluga viene el plano de Talayuela, como en el otro, más vulgar, el de las viejas ciudades históricas. Ya diré en que forma y con que  objeto.
La carretera como calle central y seis u ocho callejas a derecha e izquierda.
Las  casas son muy pequeñas,  casi todas de un piso, y hechas de adobes. En la habitación que da a la calle tienen la chimenea de leña, y en esa habitación viven  cuando el tiempo les obliga a retirarse del exterior. Las alcobas dan a la parte de atrás y se ventilan por una minúscula ventana sin cristales. Muy pocas casas están mejor acondicionadas, y cuando tienen más de un piso el superior es el granero.
Yo entré en la casa del maestro, por lo visto es la mejor del pueblo  ¿Se comprende ahora la dificultad de muchos lugares para darles habitación?
Las habitaciones de los hombres alternan con la de los animales, y no hay que decir que la promiscuidad es estrecha, sobre todo los cerdos conviven con el talayuelo, como el perro con su amo. En muchas casas le  dan los piensos de bellotas en la misma habitación de las personas. Los retretes son desconocidos.
¿Qué capítulo podríamos hacer de los retretes de los pueblos si el asunto no fuera tan desagradable? ¿Y que comen en Talayuela?
La alimentación de las personas es en gran parte del año esencialmente carnívora- ya he dicho que hay dos carniceros- sólo en muy pocas épocas se alimentan de vegetales. Mientras duran, el consumo de sandía es grande. Más de un riñón enferma de su abuso.
Son ganaderos o labradores.
En general salen al campo los varones desde bastante jóvenes. Las mujeres no suelen hacerlo más que para la recolección y preparación del pimiento, dedicándose principalmente  a esta faena las solteras. Quedan, pues, en el pueblo, casi de continuo las mujeres con hijos y los niños pequeños.
Tienen cuadras de adobe para las vacas y los cerdos. Éstos sólo salen al campo en “la montanera”, a la bellota, del 15 de noviembre al 15 de diciembre. Pero la Comisión ha consignado el número de animales en el pueblo en la forma ya dicha.
Son aproximadamente: cerdos231, vacas 222, caballos y mulas 36, ovejas 300, cabras 300, asnos 88, total 907 cabezas. Claro está que el número oscila mucho y que casi  todo el ganado cabrío y lanar está fuera del pueblo y no figura en esta relación.
Así es Talayuela cuando levanta el telón los beméritos colaboradores del doctor Pittaluga. Tiene sus características, pero no es diferente a muchos de los innumerables  pueblos de España. La imagen, escenográfica, quizás no sea exacta ni adecuada. Lo que en realidad levantan los médicos es el tejado de esas casas humildes, con miras más nobles que el Diablillo cojo del Marqués de Guevara. La trascripción de sus notas sirve para dar, no solo de un pueblo, sino de centenares de lugares extremeños. Creo que nadie  las juzgará inoportunas en un Viaje de Escuela. Siendo así el pueblo ¿Cómo va a ser la escuela? Por eso siempre he creído que es necesario ir a los pueblos  para enseñarles a vivir.

Tomado del libro: “Viaje a las escuelas de España. Extremadura” de Luis Bello.
Editan :
  • Diario Hoy.
  • Plan de Fomento de la Lectura.
  • Editora Regional Extremeña.
 

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